miércoles, 23 de marzo de 2016

La cultura del encuentro

Comunicado 23/03/2016



Los terribles sucesos de ayer en Bruselas nos recordaron que vivimos tiempos oscuros. El problema de un recuerdo que se repite es que cambia su naturaleza para normalizarse, y ya no es recuerdo sino realidad presente. Poco a poco dejamos de recordar que algo puede ser así, si ya lo es, y lo asimilamos a la realidad. Entonces, la oscuridad nos envuelve. Pero las luces en esta parte del mundo se atenúan de forma progresiva mientras la mirada, como el sentido de la vista, se habitúa al devenir y al estado de las cosas. Los atentados terroristas han alcanzado ya la aceptación de posibilidad. De posibilidad inminente. De posibilidad acaecida. De posibilidad renovada.

Desde La Habitación Propia queremos pediros atención a la mancha porque tiene flexibilidad de forma y de apariencia, pero siempre es la misma. Queremos pediros que busquéis sus conexiones. Porque el mal está conectado. La buena noticia es que podemos, si queremos, ver sus redes y contrarrestarlas.

La oscuridad aísla al individuo y lo habitúa a las sombras. En la sociedad, en el día a día, nos vuelve cínicos, indiferentes, conformistas; individuos en la caverna que no buscan ni desean el ideal. Esta oscuridad no es un mito de Platón. Es real. Es un efecto social, psicológico y político. Pero la oscuridad existe también para iluminarla. Debemos tantear para encontrarnos, prender mechas y mirarnos; conversar al abrigo del fuego; generar fuentes de luz.
Somos afortunados. Tenemos el poder de la cultura, de la palabra, y muy especialmente, de nuestras intenciones.

La cultura del encuentro puede entorpecer y hasta detener el círculo vicioso del terror, la paralización, el miedo. Ya lo dijimos una vez: contra la destrucción, construcción. Sigamos construyendo encuentros.